En 1951, un año después de la llegada de Cristino de Vera a Madrid para continuar su formación artística, Antonio Padrón regresaba a Gran Canaria tras completar sus estudios en la Academia de Bellas Artes de San Fernando. Ambos, en aquella ciudad y en distintos momentos, se impregnaron, entre otras cosas, de las enseñanzas de Daniel Vázquez Díaz, «patricio» de la modernidad, protagonista de la renovación estética en España, que les transmitió no solo sus conocimientos de los lenguajes de vanguardia sino, sobre todo, la idea de permanencia en esa modernidad como forma de ser artística y como actitud ante la vida. Así, mientras el creador tinerfeño, alejado del ruido de nuestro tiempo, ha desarrollado una obra de profunda espiritualidad, eligiendo los caminos menos transitados por el ser humano, Antonio Padrón alimentó su trabajo con sus propias vivencias, con las acontecidas en el entorno de la zona norte de Gran Canaria, donde vivió hasta su fallecimiento, en 1968.
Pintor, escultor, ceramista, compositor, Antonio Padrón es considerado por gran parte de la crítica como el “último indigenista”. Con su obra culmina la tradición de este movimiento, cuyo papel ha tenido una especial significación en el panorama cultural de Canarias. Ligado a la tierra y a su gente, al entorno doméstico de los seres cercanos, las actividades económicas, al estudio del folklore y de las costumbres, fue el «cantor del campo grancanario». En su trabajo se descubren, además de las huellas del cubismo, fauvismo y expresionismo, notables influencias de la cultura aborigen insular, cuyas referencias encontró en la Cueva Pintada de Gáldar, la necrópolis de El Agujero o en el Cenobio de Valerón.
La exposición que presentamos, Antonio Padrón. Una visión de lo cotidiano reúne veinte piezas −pinturas y esculturas− realizadas en un amplio marco temporal, el comprendido entre 1954 hasta 1968. El recorrido por esta muestra permitirá al visitante descubrir la evolución estilística de este peculiar artista, que encontró en Gáldar un fértil territorio en el que refugiarse para poder ejecutar su obra, desde una primera época, considerada como un periodo de búsqueda, a las últimas creaciones, caracterizadas por un acentuado dramatismo.
Esta muestra constituye un proyecto muy atractivo para la Fundación Cristino de Vera-Espacio Cultural CajaCanarias en la medida en que sirve para revisar y poner en valor la obra de Antonio Padrón, uno de los artistas más emblemáticos y enigmáticos de la historia del arte en Canarias. Por ello, queremos expresar nuestro agradecimiento al comisario de la muestra, Christian Perazzone, por su labor e investigación, y a la directora de la Casa-Museo Antonio Padrón-Centro de Arte Indigenista, Mara Caballero, por sus continuas aportaciones. Igualmente, merecen especial mención el Centro Atlántico de Arte Moderno, Casa de Colón, Gobierno de Canarias, Gabinete Literario de Las Palmas de Gran Canaria, Casa-Museo Antonio Padrón-Centro de Arte Indigenista, Real Academia Canaria de Bellas Artes de San Miguel Arcángel y los coleccionistas privados que han colaborado para que esta exposición sea una realidad.
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