Este año se celebra el sesenta aniversario de la primera exposición individual de Pic Adrian en España, la organizaba la mítica galería Syra de Barcelona, encargada de la difusión del arte de vanguardia. Aquella muestra exhibía la obra realizada por el artista en la ciudad condal, donde había llegado en 1953, tras huir de los horrores de la dictadura que sufría su país natal, Rumanía. A partir de aquel entonces, y hasta su fallecimiento en 2008, Pic Adrian continuó trabajando en el silencio de su estudio, expuso en otras muchas galerías, nacionales e internacionales, y en espacios institucionales, y se convirtió en una de las figuras centrales de las segundas vanguardias en Cataluña, gracias a la influencia que ejerció en el panorama artístico de la ciudad y al prestigio alcanzado a nivel internacional.

Pic Adrian era un intelectual, un pensador, un hombre cosmopolita, muy cultivado. Poeta, ensayista, teórico de las artes, amaba la música y se interesaba enormemente por la filosofía y los avances científicos. Siguiendo a los antiguos filósofos pitagóricos, el artista partía de la premisa de una analogía necesaria entre el orden, el universo y la música, y defendía una concepción del arte como forma de conocimiento, asociada a la ciencia y las matemáticas, hacia el descubrimiento de la belleza misteriosa del Universo. Su anhelo era acceder a un tipo de saber totalizador que surge de la contemplación silenciosa.

La obra de Pic Adrian posee un sello muy personal. Relacionada con la tradición de Kandisnky y Mondrian crea el Esencialismo, una tendencia en la que el arte se desprende de todo lo accesorio y busca la esencia, la luz y la pureza, teoría que desarrolló a lo largo de sus ensayos y que culmina en el Manifiesto y posteriormente en el segundo Manifiesto de Arte Principial.

La exposición que presentamos en la Fundación Cristino de Vera-Espacio Cultural CajaCanarias acoge una representativa selección de obras realizadas por Pic Adrian entre los años 1956 y 1997, procedentes de la Colección Mónica Adrian, y brinda la oportunidad de acercarnos, por primera vez en Canarias, al Universo sonoro del artista.

Esta muestra ha sido posible gracias al entusiasmo, complicidad y colaboración de Mónica Adrian, hija del artista y depositaria de su legado, así como a la entrega y conocimiento de Alex Mitrani, historiador del arte y comisario de la exposición. A ellos, y a la galería Marc Domènech, deseamos expresar nuestro más sincero agradecimiento por permitir adentrarnos en la belleza serena de las obras de este particular artista, síntesis entre razón y espiritualidad.